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Schönberg, pequeña introducción al universo musical dodecafónico

  • Foto del escritor: Carolina Ageitos
    Carolina Ageitos
  • 26 ene 2022
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 16 abr 2022

Arnold Schönberg, es, sin duda, uno de los personajes más odiados y admirados de la historia de la música. Como todos los autores de obras revolucionarias, la oposición lo colocó en el punto de mira de la sociedad.Lo que no ésta no asimilaba es que el compositor buscaba, a través de nuevas incorporaciones como la atonalidad, un nuevo clasicismo que diese orden a la catástrofe social del momento: la fractura de todo lo anterior para encontrar la frescura y la espontaneidad que inconscientemente se demandaba.


Autorretrato, por Arnold Schönberg (1908)

A día de hoy sabemos que el abandono de la tonalidad no fue idea de un único compositor. Franz Liszt, pianista romántico, experimentó en obras como Nubes grises o Bagatela sin tonalidad; Aleksandr Skriabin, nacido en Rusia, modernizó una de sus sonatas. Cansado de los habituales acordes de tríada formados por intervalos de tercera, incorporó los acordes por cuartas.


Alejándonos del panorama austríaco, en Estados Unidos Charles Ives experimentó con la aglutinación y la politonalidad, por lo que se puede considerar también como una forma de atonalidad. Volviendo a Austria, el compositor alemán Richard Wagner en su obra Tristán e Isolda (1859) -que tiene duración de unas tres horas, y su preludio presenta la peculiaridad de no volver a poner el tono, creando así la primera manifestación importante de la atonalidad-, había hecho un empleo tan amplio del cromatismo que en algunos momentos la tonalidad parecía perderse por completo. Sin embargo, no confesó en sus escritos algún intento de huir de esta, por tanto no se puede asegurar que Wagner haya producido directamente un proceso de atonalismo.


Por lo tanto, el inicio de la atonalidad es el que lideró Arnold Schönberg, junto a sus discípulos Anton Webern y Alban Berg. En un principio se denominó atonalismo libre, pero una vez realizada su sistematización, pasó a designarse como dodecafonismo alrededor de 1921.


¿Qué es el dodecafonismo?
El compositor Arnold Schönberg impartiendo una clase magistral en UCLA (Universidad de California, Los Ángeles).

El dodecafonismo es una técnica compositiva basada en la utilización sistemática de los doce sonidos de la escala musical. Esto es, los siete sonidos naturales (Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si) y los cinco sonidos alterados (Do#/Re♭, Re#/Mi♭, Fa#/Sol♭, Sol#/La♭ y La#/Si♭).


La música dodecafónica (música de doce tonos) es una forma de música atonal, con una técnica de composición en la cual las doce notas de la tratadas como equivalentes, sin ningún tipo de jerarquía establecida. La música tradicional y popular actual suele ser tonal, y por lo tanto tiene una nota de mayor importancia, respecto a la cual gravita una obra (esta nota indica la tonalidad, como Do mayor o La menor).


Aquí ya no existe una tonalidad sobre la que centrar la obra.

Schönberg dejó muy claro que estaba prohibido usar una nota más que otra: la melodía dodecafónica debe llevar las doce notas que hay en la escala musical. Él decide el orden en que aparecen con la regla de que ninguna se repita hasta que la serie vuelva a empezar.


Plásticamente, lo comparo con crear un cuadro a partir de doce colores y decidir el orden de intervención de cada uno de ellos, sin que ninguno adquiera un protagonismo independiente: todos tienen la misma importancia en el resultado final.

En la actualidad, tenemos muy asimilado históricamente que tiene que haber un centro tonal y nos resulta agradable al oído escuchar obras clásicas, sin embargo con el dodecafonismo y las obras de Schönberg tiende a producirse rechazo y confusión, ya que no estamos acostumbrados a ello de forma natural.






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