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El cosmos platónico de Timeo, la magia del caos y el origen alquímico: una breve aproximación

  • Foto del escritor: Carolina Ageitos
    Carolina Ageitos
  • 4 oct 2022
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 5 oct 2022

El Timeo (360 a.C.) fue uno de los últimos diálogos escritos por Platón, misterioso a la par que controvertido, cuyo contenido trata en profundidad cuestiones complejas como el origen del universo -cosmología- la formación de la materia -física- y el estudio de la naturaleza humana -antropología- bajo la estructura narrativa del mito. ¿Qué es el tiempo? ¿Y la vida? ¿Un equilibrio entre quietud y movimiento? ¿Una dicotomía?

Platón nos plantea en su obra Timeo a un Demiurgo -dios supremo- que actúa sobre el caos primordial y ordena el universo según la inteligencia, tomando como modelo el mundo eterno de las Ideas. Mientras que éste es inmutable, el universo está en perpetuo devenir. Asimismo, el demiurgo crearía un mundo compuesto por cuatro elementos (fuego, agua, tierra y aire) y con un alma en su centro, los cuerpos celestes, los siete planetas, el tiempo, la razón, el alma y los dioses.


El universo, pues, queda constituido como un ser vivo provisto de un Alma racional que lo gobierna, creando el tiempo como una eternidad cíclica e imparable en conjunción con el origen del cosmos:


'' (...) Entonces se propuso hacer una imagen móvil de la eternidad, y, a la vez que ordenaba el cielo, hizo de la eternidad que permanece en unidad una imagen eterna que avanza según el número, a la que precisamente denominamos “tiempo”. [37e]

A partir de estas palabras surge en mi mente la imagen visual del símbolo del uróboros, una serpiente que engulle su propia cola formando un círculo, el cual remite al ciclo eterno de las cosas, el esfuerzo eterno, la lucha eterna o bien el esfuerzo inútil, ya que el ciclo vuelve a comenzar a pesar de las acciones para impedirlo: el eterno retorno -estoico y/o nietzscheano-. De allí que el ouróboros también se asocie a la naturaleza cíclica del tiempo, donde el presente es continuamente devorado por el futuro, creando una secuencia infinita de instantes que mueren y renacen a cada momento.


Las cuestiones a las que el Timeo hace fundamentalmente referencia, pues, son los problemas cosmogónicos y la formación del Alma del Mundo. El filósofo comienza preguntándose si es posible concebir una ciudad ideal en la Tierra, cuestión cuyo propósito es narrar la historia olvidada y desconocida de su propia patria, Atenas. Logra rehacer una cosmogonía que vincula la historia de la Humanidad con la de su ciudad ateniense.


Al igual que Platón, Aristóteles vaticinó que sin cambio no hay tiempo, ya que éste va unido al movimiento, pero toma el tiempo como medida del movimiento bajo el 'antes y después'. Esta aportación influirá posteriormente en el desarrollo, por ejemplo, de la teoría de la relatividad de Einstein. El ateniense relacionó el concepto aión con el concepto télos en su tratado De coelo:


“(...) Los antiguos han estado divinamente inspirados cuando han pronunciado ese nombre. El eón de cada uno ha sido entendido como el télos, lo que contiene el tiempo de la vida de cada uno, fuera del cual nada es conforme a la naturaleza. Por la misma razón es eón el télos de todo el cielo y el télos que contiene todo el tiempo y la infinitud; toma el nombre de su ser eterno inmortal y divino” (De coelo I, 9, 279 a 18-28).

Tras las lecturas de ambos textos, ha sido inevitable no asociar todo ello con mi campo de estudio e interés personal: la síntesis de los opuestos, la alquimia y las artes ocultas.


Antes de adentrarme en la cuestión, es importante aclarar que la alquimia es una antiquísima disciplina filosófica que combina prácticas protocientíficas tomando como base elementos procedentes de campos como la física, la astrología, la semiótica, el misticismo, la simbología y el arte. El télos alquímico es, en definitiva, la transmutación de la materia con el fin de alcanzar la vida eterna. Al igual que en la creación del demiurgo de Timeo, los alquimistas consideraban que el universo estaba formado por cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua, y mediante el correcto ejercicio de ellos conseguir el quinto elemento. Toda sustancia estaba compuesta, a su vez, por la Tria Principia: azufre (asociado al fuego, al espíritu y la esencia), mercurio (asociado al alma, mente y emociones) y sal (asociado al cuerpo, lo visible, lo físico y lo sólido). La alquimia ha ido evolucionando hasta nuestros días hacia otros estudios menos tangibles, aspectos vinculados a la denominada 'alquimia del alma', cuya finalidad es el equilibrio vital e impulsar la capacidad transformadora en el ser humano.


Es aquí donde quiero ahondar en el concepto del demiurgo planteado por Platón a través de Timeo: es un Nous con ciertas 'limitaciones'. No crea el cosmos a partir de la nada, sino que pone orden en el caos existente para conseguir la creación perfecta -Azoth- , al igual que los alquimistas. En definitiva, hacer del caos un arte. Solve et coagula, disolver y coagular, disolver y reunir.


Según Platón, aquello que pone orden es la acción reguladora del Alma Universal, creadora de una circularidad divina en la que reside el carácter perenne del tiempo - el uróboros - que lo asemeja a la eternidad. Esa circularidad viene expresada en números, esto es, la imagen móvil de la eternidad «avanza según el número». Como es lógico, el discurso platónico tiene influencias pitagóricas: la disposición de las órbitas planetarias según series numéricas proporcionales, la serie de intervalos existentes entre los astros según las leyes de la armonía musical, etc. Teniendo en cuenta que Pitágoras fue uno de los primeros ocultistas por sus creencias en la geometría sagrada, la transmutación de las almas y la numerología, es innegable la presencia del esoterismo en los postulados posteriores.


Disertando sobre todo lo anterior surge mi necesidad de mencionar al artista plástico, escritor y místico Austin Osman Spare (1888-1956), fundador de la corriente Zos Kia Cultus, basada en la Magia del Caos -corriente interesante a trabajar en relación con el tiempo- y la energía sexual. Es considerado como un pintor protosurrealista.


La Magia del Caos, una meta-práctica mágica contemporánea muy reciente, originada en 1970 en Inglaterra nos conduce, a su vez, al concepto dual de la existencia en donde el desorden y el orden juegan y se complementan en una realidad ambigua y cíclica, pero también única, en donde el desorden se convierte gradualmente en orden.


¿Cómo conseguir hacer del caos un arte?


Azoth (o nitrógeno), en Alquimia, es un solvente o una droga universal, similar a otras sustancias sutiles como el éter o alkahest, que se obtendría disolviendo el espíritu vital escondido en la materia gruesa. Desde Azoth habría sido posible cristalizar la piedra filosofal y operar todo tipo de transmutación: por lo tanto, fue el objeto de la visión y la investigación de varios alquimistas. A veces simbolizado por el caduceo, Azoth resumía en sí misma una fórmula oculta, o era también una expresión poética para indicar mercurio, un elemento considerado el sustrato primordial de todo metal.


Para el alma, es la razón suprema y justicia absoluta; para la mente, es verdad matemática y práctica; para el cuerpo es la quintaesencia, que es una combinación de oro y luz.


En el mundo superior o espiritual, es la Materia Primera de la Gran Obra, la fuente del entusiasmo y actividad del alquimista.


En el mundo intermedio o mental, es inteligencia e industria. En el mundo inferior o material, es trabajo físico. Azufre, Mercurio y Sal, que volatilizados y fijados alternativamente, componen el Azoth de los sabios. El Azufre corresponde a la forma elemental del Fuego, el Mercurio al Aire y al Agua, la Sal a la Tierra.

 
 
 

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